DIA 2: Cascadas de Islandia – Urridafoss – Háifoss – Seljalandsfoss – Gljúfrafoss – Skogafoss – Dyrholaey – Vik – Playa negra de Reynisfjara – Glaciar Myrdalsjokull – Baños termales de Seljavallalaug
Nos levantamos muy temprano, era el segundo día de viaje por Islandia y nos esperaba la ruta por las cascadas de Islandia, además de otras grandes maravillas del sur. Visitaremos las cascadas de Urridafoss, Seljalandsfoss, Gljúfrafoss y Skogafoss, además de la increíble playa negra de Reynisfjara y la lengua glaciar Sólheimajökull que es parte del glaciar Myrdalsjokull.
Guia de Viaje
Desayunamos en el South Central HI hostel y pusimos rumbo a la primera de las cascadas del día: Urridafoss. Como se encontraba a 10 minutos del albergue, no podíamos desaprovechar la oportunidad. Hay que salir por la carretera 30, girar a la izquierda para coger de nuevo la Ring Road y, antes de llegar al río, tomar el desvío hacia la izquierda.
No vimos ni una sola persona, por lo que nos quedamos sobrecogidos de tener un paisaje tan espectacular para nosotros solos. Urridafoss es una catarata que nos marcó, tal vez por ser la primera del viaje y aunque no es alta os aseguro que es espectacular. Está situada en el río Thjórsá, el más largo de Islandia y por ello Urridafoss es una de las más voluminosas del país con 400m³ por segundo.
¡Bonus extra! Si no quieres perderte una de las más impresionantes cascadas de Islandia, tienes que ir a Háifoss, considerada ahora la cuarta cascada más alta de Islandia. Partiendo desde el hostel South Central Hi Hostel, hay que salir por la ruta 30 pero en esta ocasión giramos a la derecha, en sentido contrario a Urridafoss. Luego enlazamos con la 32. Háifoss se encuentra a unos 60 km, 1 hora aproximadamente.
Nosotros después de preparar esta visita decidimos descartarla y ahora al recordarla estamos super tristes. Tú que puedes, programa una ruta de un día por esta zona y visita de camino la cascada de Hjálparfoss, las ruinas de Stöng y el cañón de Gjáin antes de llegar a Háifoss.
En la misma carretera 32 a unos 40 kilómetros del hostel te encuentras con el desvío hacia Hjálparfoss, una cascada que en realidad son dos sobre columnas de basalto. Este tramo no está asfaltado pero es apta para todos los vehículos. El parking está a pocos metros de la cascada por lo que la visita no llevará mucho.
Si te apetece descubrir más lugares de la zona, a tan solo 17 kilómetros puedes adentrarte en los valles de Gjáin y las ruinas de Stöng. Sigue por la carretera 32 hasta llegar al desvío de la 332 y continúa por el camino de grava 327 unos 4 kilómetros. Accediendo por este lado a la 327 no deberías encontrarte con ningún riachuelo que cruzar.
Gjáin es un valle con barrancos, llenos de vegetación y cascadas por doquier que invitan a realizar una pequeña caminata llegando hasta Gjarfoss, la cascada más grande de la zona. A unos 2 kilómetros (puedes hacerlo andando o en coche) se encuentra Stöng, una antigua granja vikinga que en el año 1104 se vio sepultada bajo la lava por una de las erupciones del volcán Hekla, lo que permitió que se conserve en perfecto estado. Su visita es gratuita.
Para llegar a Háifoss hay que volver por la 327 y coger el desvío de la 332 hacia la derecha (hacia Háifoss). Son unos 10 kilómetros por carretera de grava apta para todos los vehículos si van lentamente, pero en nuestra opinión mucho más cómodo y seguro si se realiza en 4×4. Cuando llegas al parking, a unos 100 metros, Háifoss se presenta delante de tus ojos con sus 122 metros de altura.
Tú que has llegado hasta aquí tienes premio, porque a la derecha de Háifoss hay otra cascada, la «pequeña» Granni. Ver ambas desde el mirador tiene que ser increíble. En esta zona puedes hacer una mini ruta de 4 kilómetros de ida y vuelta hasta el fondo del cañón. En el próximo viaje por Islandia sin duda no nos perderemos esta excursión.
Después de disfrutar de Urriðafoss, llegó la hora de ponerse en marcha hacia otra de las grandes cascadas de Islandia: Seljalandsfoss. Se encontraba a tan solo 50 kilómetros de distancia. Siguiendo por la Ring Road, al pasar por la pequeña ciudad de Hella puedes coger el desvío de la carretera 25 para ver la catarata Aegissidufoss y añadir otra a la colección.
Un poco más adelante, a unos 10 minutos, otra parada que recomendamos es la cascada Gluggafoss, en la que puede observarse cómo el agua se abre camino entre las rocas.
A medida que nos acercábamos a Seljalandsfoss nos fuimos quedando con la boca abierta, esta es una de las primeras imágenes que se nos quedaron grabadas en la retina. Imagínate ir por la carretera principal del país y encontrarte, a pocos metros de distancia, montañas de verdes brillantes con sus cascadas. No se puede describir.
Eso sí, se trata de uno de los puntos de interés en Islandia y por tanto suele tener muchos visitantes. Te recomendamos ir a primera hora para estar solo o al atardecer para captarla con la mejor luz. Seljalandsfoss con sus 60 metros de altura fue una de las que más nos gustó. Además de lo impresionante que parece cuando estás debajo, puedes pasar por detrás de la cortina de agua. ¡Ponte un chubasquero porque acabas empapado!
Y como siempre, en Islandia siempre hay sorpresas. Después de un momento disfrutando de Seljalandsfoss, seguimos el sendero durante 5 minutos para encontrarnos con otra cascada, Gljúfrafoss. Para poder apreciarla tienes que adentrarte en la cueva haciendo equilibrios. Una vez dentro, disfruta del momento.
Tras ver esta parte imprescindible del viaje, continuamos 30 km hasta la próxima cascada del sur de Islandia, Skogafoss. Sin duda una de las cascadas más fotografiables de Islandia. Con sus 62 metros de alto y 25 metros de ancho, viéndola desde cerca y desde lejos es impresionante. Cuanto más te acercas, más pequeño te sientes. Puedes tomar las mejores fotos si te alejas un poco y si además es un día soleado posiblemente tengas la suerte de encontrarte con un arcoiris. Nosotros una vez más tuvimos la gran suerte de encontrarnos solo con un par de personas, pero nada de arcoiris 🙂
En el lado derecho de Skogafoss hay unas escaleras que te llevan a un mirador. Desde aquí también se puede realizar el sendero Fimmvörduháls. Realizarlo completo es algo más de 20 km, pero si el tiempo os acompaña podéis hacer la primera etapa, una mini ruta de 4 km. Tan solo hay que continuar desde el mirador para ver los campos verdes y los numerosos saltos del río Skóga. Nosotros decidimos cancelar la mini ruta porque comenzó a llover y ya no parecía tan apetecible.
Un rato después de deleitarnos con Skogafoss continuamos el viaje por la Ring Road. Por aquí el paisaje ya iba cambiando un poco, llanuras inmensas con el glaciar Sólheimajökull al fondo, hasta llegar a Sólheimasandur. En esta playa un avión americano aterrizó de emergencia en 1973. El desvío es el 221 y se ve fácilmente porque el parking está al lado de la carretera.
Decidimos hacer la ruta por la curiosidad de ver las playas negras y la estampa del avión, pero fue donde más gente nos encontramos sin duda. El paseo fue de unos 4 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta, por lo que si quieres realizarlo reserva 1 hora y media solo para la ruta.
Volvimos al coche y unos 12 km antes de llegar a Vik encontramos a mano derecha el desvío de la 218 hasta Dyrholaey. En menos de 4 kilómetros llegamos a este cabo desde el que se divisan unas vistas increíbles de los acantilados que rodean la costa del sur de Islandia, así como de la playa de Vik y de las formaciones rocosas conocidas como trolls.
Según cuenta la leyenda se trata de dos trolls que se quedaron petrificados al darles la luz del sol mientras arrastraban un barco. En los meses de primavera y verano esta zona está repleta de frailecillos, las aves más típicas de Islandia. De hecho esta carretera se corta entre el 15 de mayo y el 25 de junio para no molestarles durante la época de cría. Aquí hay un agradable paseo hasta el final de los acantilados y en julio pudimos ver algún que otro frailecillo, eso sí, muy difíciles de fotografiar.
De nuevo cogimos el coche para continuar el recorrido unos minutos más hasta el desvío de la 215 para bajar hasta la playa negra de Reynisfjara. La playa está flanqueada por una formación rocosa de columnas de basalto y cuevas. En lo alto de los acantilados descubrimos una gran colonia de frailecillos que se lanzaban al agua a por su cena. Puedes encontrar lo más parecido a un chiringuito de playa islandés, el Black Beach Restaurant con una gran cristalera que da a la playa.
Tras un día muy completo como puedes ver, todavía nos quedaba carrete y decidimos que ya era el momento de darse el baño relajante del día, esta vez en la piscina de Seljavallalaug. Pero antes de llegar hicimos parada en el Glaciar Myrdalsjokull.
Regresamos por la carretera de la circunvalación hasta llegar al cruce con la asfaltada carretera 221. Dejamos el coche en el parking y una vez más tuvimos la suerte de no ver multitudes, supongo que fue al ir tan tarde.
Para ser más concretos, estamos en una de las lenguas glaciares de Myrdalsjokull, el glaciar Sólheimajökull. Se trata del cuarto más grande de Islandia y debajo se encuentra el volcán Katla, por lo que verás un glaciar formado por blanco, azul y sobre todo negro debido a las cenizas del volcán.
Es una lengua de fácil acceso para dar un paseo por las inmediaciones y ver el glaciar de cerca, pero ojo que no debes adentrarte en el hielo sin guía. Nosotros no llegamos ni a tocarlo, solo pudimos verlo de lejos. Tal vez porque estuvimos en julio o tal vez porque con el paso de los años y el cambio climático el glaciar se ha ido retrayendo 🙁
Es ideal hacer una excursión por el glaciar, para ello puedes contratar un trekking por Sólheimajökull con crampones con algunos de los operadores locales desde 50€ la excursión. Nosotros decidimos hacer el trekking por el glaciar Vatnajökull en nuestro cuarto día de la ruta por Islandia.
Y con otra ruta más a nuestras espaldas, más ganas teníamos de llegar a la piscina de Seljavallalaug.
Reanudamos el camino por la carretera de la circunvalación en dirección Reikiavik hasta llegar al cruce con la carretera 242. Esta carretera en nuestra opinión es apta para todos los vehículos, aunque no está asfaltada es bastante llana y sin apenas baches. Continuamos por la 242 siguien el cartel de Seljavellir hasta llegar a una explanada con un par de cabañas de madera donde dejamos el coche. Desde aquí hay que continuar andando por unos metros de carretera hasta que te metes en pleno valle del volcán Eyjafjallajökull.
Anduvimos durante 15-20 minutos y en algún momento nosotros, como muchos, también pensamos que nos habíamos perdido. Pero no lo dudes, no hay pérdida hasta llegar a la piscina. Es un paseo agradable, rodeado de montañas y aunque es algo irregular debido a las piedras, es llano y para todos los públicos.
Cuando llegamos a Seljavallalaug, quedamos impresionados una vez más por las joyas que nos regalaba Islandia, una piscina totalmente gratuita en un paraje espectacular. Así de simple y así de difícil de encontrar, posiblemente, en cualquier otra parte del mundo.
Como datos prácticos podemos decir que es recomendable llevar chanclas o escarpines y que tiene dos cuartitos (sin wc) a modo de vestuarios, pero que hacen la función para poder cambiarte y dejar tus cosas en la percha.
Hay que tener en cuenta que la piscina está al aire libre y no tiene mantenimiento por lo que no esperes un agua totalmente cristalina, puede tener algún verdín, pero es apta para el baño y a muy buena temperatura.
De verdad, no dejes de ir a la piscina de Seljavallalaug porque el sitio es espectacular y no encontrarás otra igual en Islandia. Está en nuestro Top 10 de cosas que hacer en Islandia.
Con la sensación de haber hecho un gran descubrimiento nos fuimos al Nicehostel Seljaland a descansar. Este hostel estaba a solo 15 minutos de Seljavallalaug y como el plan del día siguiente era la ruta de Landmannalaugar es un lugar ideal para partir desde aquí.