DIA 9: Hvítserkur – Dynjandi – Patreksfjördur
Hoy amanecía un día brutal, despejado y soleado. En el horizonte nos esperaba Dynjandi. Nos asomamos por la ventana de nuestra granja y con el objetivo de la cámara pudimos ver que había decenas de focas durmiendo en la playa. ¡No nos lo podíamos creer! Después del día anterior bastante pasado por agua, hoy los dioses islandeses querían regalarnos este gran día. Parece ser que al amanecer y al atardecer son momentos ideales para verlas en su entorno descansando.
Desayunamos y bajamos corriendo a la playa, no fuera a llegar algún turista más. Pero qué va, estábamos totalmente solos con decenas de focas en el horizonte. Nos pasamos una hora haciendo fotos y disfrutando de una las grandes experiencias que nos llevamos de este viaje.
Nos despedimos de nuestra granja y antes de poner rumbo hacia los fiordos del oeste, fuimos al otro punto de interés de la zona, Hvítserkur. Esta roca de basalto que se levanta sobre la playa, es conocida como el dinosaurio de Islandia. Sus dos arcos le dan esta forma de dinosaurio, o dragón, bebiendo del mar.
De nuevo en la carretera, continuamos por la Ring Road hasta desviarnos en la carretera 68, para luego tomar la 59 y así llegar a la 60. Por la carretera 60 entraríamos en los fiordos del Oeste. Cuando entras en los fiordos del Oeste por la carretera 60 se llega a Flókalundur.
Flókalundur es un área de servicio donde se unen los caminos, es un buen punto para repostar, sobre todo si vas a continuar adentrándote en el interior del fiordo. La siguiente gasolinera está bastante lejos. Unos metros antes de llegar a Flókalundur están las aguas termales de Hellulag, pero tendréis que ir muy atentos si no queréis pasaros el camino. En nuestro mapa podrás ver el punto exacto donde se encuentran.
Nuestro objetivo era llegar a Dynjandi, no sin antes hacer muchos kilómetros por una carretera en obras que poco le faltaba para ser una F. Pero aunque el camino no es muy bueno, las vistas son impresionantes. El camino nos encantó y nos obligó a ir parando cada dos por tres.
Cuando por fin llegamos a lo alto del fiordo las vistas eran extraordinarias y, abajo, Dynjandi, “el velo de la novia”. La cascada tiene unos 100 metros de desnivel y nada menos que 7 cascadas. Nos sorprendió encontrarnos gente, pero claro es un punto muy importante y no somos los únicos locos que llegan hasta los fiordos del oeste. La zona es un lugar ideal para descansar del largo viaje, comer algo y reponer fuerzas.
Para los valientes, se puede continuar por la carretera 60 y llegar a Ísafjördur. Desde este pueblo se puede tomar un barco para llegar a el Parque Natural de Hornstrandir. La única forma de llegar hasta allí es en barco.
Hornstrandir es un entorno totalmente salvaje, sin habitantes ni caminos. La fauna salvaje abunda, es el lugar perfecto para encontrarte con el zorro ártico. Está permitida la acampada si quieres pasar algún día en la reserva. Lamentablemente nosotros no teníamos tiempo de llegar hasta allí.
Hoy dormimos en Guesthouse Stekkaból en Patreksfjörður. Un pequeño pueblo en el que tendrás los servicios básicos. Gasolinera, tienda y piscina si quieres darte un baño después del viaje.